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La realidad exige una nueva educación (página 2)




Enviado por Carlos Barbosa



Partes: 1, 2

Afirma Alain Finkielkraut (citado por Obiols y Di Segni
de Obiols, 1993): "… lo que hoy se denomina comunicación demuestra que el hemisferio no
verbal ha acabado por vencer, el clip ha dominado a la
conversación, la sociedad ‘ha acabado por volverse
adolescente’." Este autor identifica lo adolescente con lo
no verbal, ubicado en el hemisferio derecho del cerebro donde
también asienta la fantasía, la creatividad,
la imaginación. El hemisferio izquierdo, sede de la
racionalidad, la lógica
y todo aquello que desarrollamos a partir de la educación,
incluido el lenguaje,
ha perdido terreno sobre todo en la
comunicación entre los jóvenes, la cual se
desarrolla casi exclusivamente a través de imágenes
y con poco cambio a nivel
personal
(Obiols y Di Segni de Obiols, op. cit.).
Históricamente, los adolescentes
fueron definidos como apasionados, erotizados, descontrolados,
volubles, malhumorados, pundonorosos, competitivos, expectantes
del futuro, exaltados, nobles, buenos amigos y amantes, excesivos
en sus afectos, omnipotentes, sedientos de diversión
(Obiols y Di Segni de Obiols, 1993).
En las observaciones de Piaget (citadas por Obiols y Di Segni de
Obiols, 1993), el adolescente era también un idealista
romántico, interesado en el pensamiento,
en la construcción de las utopías. Era
alguien profundamente interesado en las humanidades, en su mundo
interno, en lo social. Había desarrollado la capacidad de
reflexionar y la ejercía en la contradicción del
universo de
ideas que se le proponía y en la construcción del
otro. Este tipo de adolescente fue definido por diferentes
autores como el modelo moderno
hegemónico en los años 60 y 70. Estos adolescentes
tenían padres con los cuales entraban en conflicto y el
resultado era una crisis que
evidenciaba la "brecha generacional" (op. cit.).
¿Qué ocurre con el adolescente posmoderno? Dice
Jameson (1992): "La desaparición del sujeto individual, y
su consecuencia formal, el desvanecimiento progresivo del estilo
personal, han engendrado la actual práctica casi universal
de lo que podríamos llamar el pastiche."
Es cierta, también, la descripción de Kaplan (1991) cuando afirma:
"…los adolescentes son conformistas, cínicos,
interesados, indolentes, no comprometidos políticamente, y
no son en absoluto esos idealistas politizados que describen las
novelas
románticas y ciertos tratados
filosóficos y psicológicos similarmente anticuados
e ingenuos."
Y refiriéndose a este período posmoderno, dicen
Obiols y Di Segni de Obiols (1993) que la posmodernidad ofrece
una vida "soft", emociones
"light", todo debe desplazarse suavemente, sin dolor, sin drama,
sobrevolando la realidad.
Obiols y Di Segni de Obiols (1993) responsabilizan por este
modelo de adolescente posmoderno, en gran medida, a los adultos.
Afirman: "Los adolescentes se ven obligados a ser padres de
sí mismos, situación que les da más
libertad, pero para lo que no cuentan con elementos suficientes.
Y así aparecen los medios masivos, en particular la
televisión, adoptando a tanto adolescente
huérfano."
Refiriéndose a los medios masivos y la televisión, cuya influencia es descripta
por Sartori (1999), llega a definir Quevedo (1998) un adolescente
"alienado". Estos adolescentes obligados a ser padres, adoptados
por la televisión, son un producto de adultos que se
abstienen de educar (Dolto, 1990).
Si tenemos en cuenta que el ambiente es un
determinante importante de la inteligencia,
¿podemos pronosticar que los adolescentes posmodernos
están perdiendo oportunidades en cuanto a su desarrollo?
Concordante con el derecho del adolescente a ser educado, existe
el deber del adulto de educarlo. Como ha propuesto Dolto (1990),
en este período posmoderno se comprueba que este deber es
atendido en forma cada vez menos eficiente. El principal
responsable de ese deber es el estado, el
cual tiene que desarrollar todas las herramientas
para su cumplimiento. Sin embargo, podemos comprobar que ese
adolescente "alienado" (Quevedo, 1998), dominado por la fuerza de la
imagen (Sartori, 1999), mantiene esa actitud a pesar de los
cambios en la legislación vigente (Ley Federal de
Educación).
¿Por qué este adolescente actual se somete en forma
tan dócil al dominio de la
imagen, y por qué es tan común que no participe en
el desarrollo de las actividades áulicas? Podemos proponer
que existe una deficiencia en la
motivación, que los docentes no están teniendo
en cuenta los tipos de motivación
y estilos motivacionales (Carretero, 1998). Si bien puede
considerarse que la situación laboral por la
cual están atravesando los docentes genera en éstos
un desinterés por el tema de la motivación, es
responsabilidad final de la autoridad
máxima de aplicación y de las leyes vigentes,
el producto que se obtenga. También es su responsabilidad
la capacitación, el diseño
de los curriculums apropiados en cada una de las áreas, y
que el sistema de acreditaciones, no sólo de los alumnos
de las instituciones, sino también de sus docentes y
directivos, sirva para incrementar el éxito
en el proceso de
enseñanzaaprendizaje.
Si como docentes comprobamos que el estado con sus leyes, y como
autoridad de aplicación, es deficiente en la conquista del
objetivo, que
es un adolescente "motivado", crítico, y capaz de elaborar
su propio proyecto de vida (Ley Federal de Educación,
Capítulo II, Artículo 6), tendríamos que
comprometernos con esa expectativa generando planes acordes.
El principal instrumento para volcar los proyectos que nos
comprometan con las expectativas expuestas en el párrafo
anterior es el Proyecto Educativo Institucional (PEI). En
éste, los docentes, directivos, padres y no docentes de
cada Institución tienen que elaborar la Oferta
Pedagógica de la misma.
En el PEI no sólo se presenta la Oferta Pedagógica
que mejor se considere que sirve a la Comunidad
Educativa, teniendo en cuenta la realidad de ésta y el
Contexto Social en el cual se halla inserta, sino que
también se tienen en cuenta aspectos orgánico
administrativos, significatividades psicológica,
epistemológica y social, y las propuestas de todos, no
sólo los docentes.
El PEI incluye el Proyecto Curricular Institucional (PCI), el
cual refleja los niveles de concreción del curriculum,
mostrando los Contenidos. Éste tiene que ser hecho con
coherencia, describiendo las formas de transposición
didáctica, las expectativas de logro, y el
proyecto de evaluaciones. Estas últimas deben reflejar el
cumplimiento de las expectativas de logro, y los resultados
obtenidos permitirán valorar la calidad de la
práctica institucional, que a su vez aportará
elementos para el mejoramiento constante del PEI, generando
así un proceso de continua retroalimentación.
La realidad continuamente cambiante, hace que el PEI esté
en forma constante sujeto a modificaciones.

3. Desarrollo
Temático.

La educación se enfrenta a un contendiente con un
poder
ilimitado. Las herramientas con las que cuentan los docentes
parecen poco eficientes. Muchos carecen de esas herramientas, y
gran parte ni siquiera pretende tomar parte de la lucha.
La capacidad de los medios para interpretar los estilos
motivacionales (Carretero, 1998) de los adolescentes, es muy
superior a la de los profesionales de la docencia. Ocurre
también que los adultos se han convertido en adolescentes
(Finkielkraut, citado por Obiols y Di Segni de Obiols, 1993), y
que se abstienen de educar (Dolto, 1990; Obiols y Di Segni de
Obiols, op. cit.). Todas estas son características del
período posmoderno que está transcurriendo, pero,
¿puede caerse en el facilismo de asignar un vencedor en
esta "guerra", sin
haber siquiera intentado algún tipo de alternativa?
Si bien es el estado el que tiene que garantizar la
educación, y que cada habitante pueda acceder al derecho
de ser educado en la mejor forma posible, no es el estado un
actor directo de la educación. El estado no está
inmerso en el contexto social de cada institución, ni
está en contacto con los adolescentes y sus padres. El
estado puede, y quizás deba, pretender una "unidad
educativa", puede establecer contenidos mínimos sugeridos
para cada área, debe fijar los instrumentos
administrativos y organizativos para el funcionamiento del
sistema, y tiene que ejercer el control para que
se cumpla con el deber de educar.
Cada institución, que forma parte de un determinado
contexto social, diferente o no del de otras, debería
comprometerse con el grupo de
adolescentes que forman parte de la misma, con los cuales se
vincula, para que éstos tengan la oportunidad que cada ser
humano se merece. El inicio de la solución no es pretender
que los adolescentes dejen de ser posmodernos, ¡primero los
adultos tienen que dejar de serlo!
Todos los integrantes de la Planta Operativa Funcional, aceptando
las propuestas de los padres tienen que volcar en el Proyecto
Educativo Institucional la Oferta Pedagógica que mejor
represente el compromiso de los adultos con los adolescentes.
Constituye un factor fundamental el que se establezcan los tipos
de motivación que mejor se adapten a los estilos
motivacionales (Carretero, 1998) del grupo de adolescentes. Es
probable que los docentes no tengan un manejo aceptable de los
conceptos de la psicología cognitiva,
ni de los tipos de motivación, y muchos seguirán
con sus métodos en
forma independiente. Considerando que la eficiencia de la
relación enseñanza-aprendizaje es mayor cuando hay
unidad metodológica, y que la motivación
representan el factor fundamental, el PEI tiene que considerar
que primero se eduque al cuerpo docente y directivo, lo cual
puede ser llevado a cabo a través de talleres
periódicos. Reuniones periódicas que establezcan
contactos fluidos con los padres pueden servir para la
"educación" de los padres. Esto también tiene que
ser contemplado en el PEI.
Teniendo en cuenta la inteligencia
emocional que predomina en los adolescentes, pero que
ésta puede ser modificada (Feuerstein et al., 1980), es
fundamental que, considerando los diferentes estilos
motivacionales, el PEI contenga todas las propuestas que
pretendan lograr la mayor motivación posible, tratando de
favorecer las de tipo intrínseco o MC.
Los contenidos mínimos, que el estado sugiere en los
Contenidos Básicos Comunes (CBC), tienen que ser adaptados
en el Proyecto Curricular Institucional (PCI) para las
características de los integrantes de la Comunidad
Educativa y su contexto social. Es fundamental, también,
que las Planificaciones Anuales que confeccionen los Jefes de
Área, y los Proyectos de Aula a cargo de cada docente,
respondan a la Oferta Pedagógica consensuada en el PEI, y
también volcada en el PCI.

4.
Conclusiones.

"La realidad exige una nueva educación." La
realidad es el posmodernismo, la sumisión a la imagen, el
dominio de los medios, pero la realidad también es, como
afirma Finkielkraut (citado por Obiols y Di Segni de Obiols,
1993) que los adultos se han convertido en adolescentes, y se
abstienen de educar (Dolto, 1990; Obiols y Di Segni de Obiols,
1993).
Esta realidad exige que los adultos, y especialmente los
docentes, dejen la vida "soft" y las emociones "light" (Obiols y
Di Segni de Obiols, 1993). Primero los adultos, y especialmente
los docentes, deberán comprometerse con su deber de
educar. Primero es necesario educar a los adultos, y
especialmente los docentes.
Cada institución es la que se vincula con su grupo de
adolescentes, entonces es el cuerpo docente y directivo de cada
institución el que tiene que comprometerse con su deber de
educar.
Las propuestas y experiencias de cada actor dentro de la
Comunidad Educativa tienen que ser contempladas dentro del PEI.
Éste reflejará la Oferta Pedagógica de la
institución, que será volcada en el PCI.
La institución, y si es posible el estado también,
tienen que prestar especial atención a la
divulgación de los conceptos de la psicología
cognitiva, y a la práctica de diferentes vías de
motivación. La capacidad de interpretar los estilos
motivacionales, y un acabado manejo de los tipos de
motivación, permitirán contar con diferentes
propuestas que motiven a los adolescentes para que se comprometan
con la educación que se les brinda, y que, principalmente,
les permitirá elaborar su propio proyecto de
vida.

5. Bibliografía.

CARRETERO. Constructivismo y
Cognición. Ed. Aique Educación, 1998.
DOLTO, F. La Causa de los Adolescentes. Barcelona. Ed. Seix
Barral, 1990.
JAMESON, F. El Posmodernismo o la Lógica Cultural del
Capitalismo
Avanzado. Bs. As. Ed. Paidós, 1992.
KAPLAN, L. Adolescencia.
El Adiós a la Infancia. Bs.
As. Ed. Paidós, 1991.
OBIOLS, Guillermo A. y Silvia Di Segni de Obiols. Adolescencia,
Posmodernidad y Escuela
Secundaria. 1993.
PLANCHARD, Emile. Complejidad y Unidad de la Pedagogía. En su: Orientaciones actuales de
la Pedagogía. Editorial Troquel, Buenos Aires.
1986.
QUEVEDO, Luis A. Política, Medios y
Cultura en la Argentina de Fin
de Siglo. En "Los Noventa" editado por Daniel Filmus. Bs. As. Ed.
Eudeba, 1998.
SARTORI, Giovanni. Homo Videns. La Sociedad Teledirigida. Ed.
Taurus, 1999.
STOUVENEL, Marisela R. Revista
Novedades Educativas N° 91. Julio, 1998.
Palabras Clave: Educación, Posmodernismo, Realidad,
Adolescencia
Descripción: Se analiza el sistema educativo vigente y su
relación con la realidad representada por el
posmodernismo. Es un hecho que la educación no cumple con
la formación integral del adolescente posmoderno. Puede
considerarse que es el posmodernismo responsable de esto, y
añorar las épocas del modernismo ya caduco, o, como
se intenta demostrar en el trabajo, puede buscarse la
culpabilidad en el sistema, y sobre todo en los padres y los
docentes. Esta última alternativa exige un mayor
compromiso con los actores responsables de la planificación y toma de
decisiones.

 

 

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